Es un tipo de terapia holística, que nace de la Osteopatía más avanzada y se engloba dentro de lo que se ha denominado Biodinámica craneosacral. Como mi objetivo no es complicar tu mente al leer esto, te voy a explicar con claridad y sencillez en qué consiste, acompáñame:
La osteopatía craneal nació de la mano del Dr. Shuterland hace más de un siglo. Él descubrió que los huesos del cráneo no estaban fijos; pese a que muchas personas, incluso profesionales de la salud hoy en día siguen pensando que están fijos. Estos huesos tienen una movilidad y una motilidad (movimiento del hueso sobre sí mismo), lo que permite al cráneo ‘respirar’. Los movimientos que realizan los huesos craneales son sincronizados con los movimientos sutiles que realizan el resto de los huesos del cuerpo, incluida la columna vertebral y la pelvis. A este movimiento sincrónico de todos los huesos, junto con el movimiento del líquido cefalorraquídeo (que ahora hablaré de él) se le llamó ‘movimiento respiratorio primario’ (MRP), que también incluía el movimiento del tejido fascial, como de tantos otros sistemas del cuerpo. Y se observó, que dicho movimiento atendía a una ‘respiración’ interna del organismo. ‘Respiración’, qué como el aire, lleva vida y salud al organismo. Por lo que se dijo que esta respiración estaba movida por el ‘Aliento de la Vida’; una manera de denominar a la fuerza que organiza todas las estructuras del cuerpo y las vivifica.
La susodicha ‘respiración’ sincroniza no solo el movimiento de los huesos, sino todos los fluidos del cuerpo, incluido uno muy especial: el líquido cefalorraquídeo. Este liquidito de cualidades asombrosas viaja desde el cráneo y a través del canal de la médula por la columna vertebral, hasta el sacro, realizando un viaje cíclico, con el que ‘chequea’ la homeostasis de todo el sistema nervioso y, a través de este, del resto de sistemas del cuerpo. Al movimiento de este líquido, lo denominó ‘Respiración Primaria’ en la década de 1970 el doctor y cirujano J. Upledger, al observarlo en clínica y sus operaciones como causante del movimiento fluctuante de las estructuras del cráneo y, a escala completa del cuerpo, del M.R.P.
Hasta aquí la clase de biología, espero haber sido suficientemente claro y sencillo. Ahora viene lo interesante: resumiendo lo anterior, la fluctuación de este fluido especial (Respiración primaria), junto con el movimiento total de huesos y fluidos del cuerpo, es la expresión de eso que llamamos M.R.P. , que es la fuente de salud y autorregulación del cuerpo. Y, ¿por qué fuente de salud y autorregulación? Porque el ser humano es un sistema de partes, pequeñas y aparentemente mecánicas, como los procesos químicos de la célula o el latido del corazón, y más sofisticadas y sutiles, como pueden ser la capacidad de alegrarse porque nos sonrían o de agotamiento y frustración. Toda esta complejidad actúa de forma unificada, es decir, necesita de organizarse como un sistema único. Y para hacerlo usa al sistema nervioso como eje y a esta ‘Respiración primaria’ como mecanismo de autoregulación o de homeostasis.
En este tipo de terapia, lo que se realiza, aunque suene increíble es una Escucha de esta Respiración primaria. Sin necesidad de forzar mecánicamente el cuerpo, las manos sienten los movimientos de los huesos y las mareas (movimientos de la respiración primaria), permitiendo una apertura de la Respiración primaria en sus procesos de autoregulación o dicho de otro modo de autosanación.
Por lo que con un toque suave y muuuy superficial, agradable como una caricia, sin necesidad de mover las manos prácticamente, tocamos sin tocar y escuchamos sin poner la oreja. Aquí el paciente se siente como sostenido y se puede relajar profundamente. Normalmente, debido al grado de relajación que lleva este tipo de masaje al sistema nervioso del paciente, este suele quedar en duerme vela o incluso puede quedar muy dormido (hasta roncar). Cuando termina la sesión se encuentra en un estado de profunda tranquilidad o, quizás por las condiciones personales, se encuentre gratamente sorprendido al sentirse energizado y vital.
Esta terapia no es únicamente tratamiento para patologías a nivel traumático como dolores y contracturas que se repiten o perduran o recuperación de lesiones o cirugías, hernias o demás (aquí os dispongo un ejemplo para escépticos: https://www.francobos.com/las-membranas-de-tension-reciproca-la-base-de-la-osteopatia-craneal/). Sino que va más allá y permite trabajar el sistema completo que es la persona. Llegando a trabajar patologías a nivel nervioso (insomnio, migrañas, agotamiento…), endocrino, digestivo… Pero también en los niveles emocionales (depresión, ansiedad generalizada…), que afectan a la vida interior de la persona.
Como siempre digo es un tipo de terapia recomendada para todos los públicos. Pero quizás especialmente recomendada para los bebes y los ancianos, cuyos cuerpos necesitan tratarse con una sensibilidad y delicadeza especial. Y como todo masaje o terapia no es necesario tener una dolencia o un problema para poder disfrutar de sus beneficios y del bienestar que le acompañan.
Suelo recomendar un mínimo de sesiones, para poder ir despertando el potencial de la Respiración primaria, aunque también depende en función de los motivos por los que se venga uno a tratar, ó, en su caso, eso que se va moviendo durante las sesiones. Pero no es algo necesario y siempre pienso que lo mejor es probar y ver si a uno le gusta y resuena con la persona. Por eso creo importante explicarles con claridad a ustedes clientes, qué es la Biodinámica craneosacral, qué vamos a hacer y cómo orientamos el tratamiento para establecer una relación de confianza y seguridad y para que comprendan que, como terapia holística, los resultados beneficiosos obtenidos dependerán de multitud de factores. No es lo mismo tratar a un niño, que, a una persona de edad avanzada, en la que la respuesta de su organismo suele ser más lenta.
La cronicidad de los síntomas, la medicalización excesiva y otros factores relacionados con el estado emocional, como situación socio-laboral, etc. tendrán su peso específico dentro de cada proceso individual de recuperación terapéutica.
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